Feria Medieval

La Feria Medieval recupera el sabor de la Daroca antigua
La Feria Medieval recupera la imagen de la Daroca antigua

Daroca se reencuentra con su pasado medieval cada último fin de semana del mes de julio.

La esencia de las «3 culturas»; árabe, judía y cristiana se dan cita en Daroca para convertirla en una ciudad medieval.

La calle Mayor, de casi un kilómetro de extensión, es el eje de celebración. En ella están instalados los puestos del mercado medieval por donde pasean entre los turistas y visitantes, nobles, plebeyos, artesanos y mercaderes, músicos, juglares y ministriles, soldados y tropas, entre otros personajes venidos desde el medievo.

Durante su paseo se podrá encontrar trabajos en textil, bisutería, jabones, cuero, madera, marionetas y alimentación.

Engalanada la ciudad, cuando asoma la mañana del sábado, la calle Mayor  se cierra al tráfico para que todos los participantes puedan recorrer y admirar la belleza de la ciudad. Tambores y cornetas anuncian la apertura de la feria medieval, la fiesta ha llegado.

La batalla de los dos Pedros, con la entrada triunfal del Rey Pedro IV a Daroca concediéndole el título de ciudad y Porta Ferrea de Aragón nos llevan a épocas históricas que la ciudad ha vivido:

«En atención a los muchos méritos… ordeno que la villa de Daroca sea llamada ciudad y vosotros por tanto ciudadanos y todas vuestra descendencia para siempre…»

Durante la noche del sábado, la representación de la leyenda más emblemática de Daroca, La Morica Encantada, envuelve la ciudad en un espacio de amor y misterio.

» Melihah sale todas las noches del pozo, vestida de blanco y con una luz en la mano, buscando por las murallas a su amado para que la libere del encanto». 

La representación del «Milagro de los Corporales» acaecido en Luchente en el año 1239, y su llegada a Daroca, son el centro de la recreación de la feria medieval durante la mañana del domingo.

«Non fectit taliter omni nationi»

Color, música, artesanía, animación y convivencia, un fin de semana para disfrutar de nuestra ciudad, donde sus habitantes se vuelcan para que Daroca vuelva a recuperar la vida cotidiana de la Edad Media.